Septiembre: Mes de la Prevención del Suicidio

Cada septiembre, cuando llega el mes de la prevención del suicidio, siento una mezcla de emociones difíciles de describir. Como psicólogo clínico he acompañado a muchas personas en sus momentos más oscuros, y aunque cada historia es única, todas tienen algo en común: el dolor profundo de sentirse atrapados en un túnel sin salida.

Hablar de suicidio no es fácil. Muchas veces lo evitamos por miedo, por tabú o por no saber qué decir. Pero el silencio puede ser tan peligroso como el dolor mismo. He aprendido que abrir un espacio para hablar de ello, aunque sea incómodo, puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

Recuerdo pacientes que llegaron a consulta convencidos de que no tenían nada por qué seguir. A veces no querían escuchar palabras motivacionales ni frases hechas, lo que necesitaban era ser escuchados de verdad. Y es ahí donde radica gran parte de mi labor: estar presente, validar su sufrimiento y ofrecer un camino para aliviarlo.

La prevención del suicidio no es solo una tarea de los psicólogos, es una responsabilidad compartida como sociedad. Una llamada, un mensaje, una palabra de apoyo pueden ser pequeños gestos que salvan vidas. He visto cómo, en medio de la oscuridad, una chispa de esperanza puede encenderse cuando alguien siente que no está solo.

Quiero decirte algo desde el corazón y desde mi experiencia profesional: pedir ayuda no es un signo de debilidad, es un acto de valentía inmensa. Todos, en algún momento de la vida, necesitamos apoyo. Y reconocerlo es dar el primer paso hacia el cuidado de nuestra salud mental.

💡 Psicotips para acompañar y prevenir:

  • No tengas miedo de preguntar directamente si alguien piensa en hacerse daño. Hablarlo no “provoca” el suicidio, al contrario, abre la puerta al alivio.

  • Escucha sin juzgar. A veces lo más poderoso no son las respuestas, sino el silencio que sostiene.

  • Ofrece compañía práctica: ir juntos a una cita médica, ayudar con una llamada, estar presente.

  • Recuerda que tú también puedes necesitar apoyo. Cuidar del otro no significa descuidarte a ti mismo.

Termino con una convicción que me acompaña cada día: la vida siempre merece ser cuidada, incluso cuando el dolor parece insoportable. Y si hoy tú, que estás leyendo esto, te sientes en ese lugar oscuro, quiero que sepas que no estás solo y que pedir ayuda es un camino posible.

Con respeto y ofreciéndote ser escuchad@,
Ricardo Paredes
Psicólogo Clínico

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