El Niño Salvaje de Aveyron
.jpg) En el contexto epistemológico había un enfrentamiento. De un lado estaba una tradición idealista aristotélica y platónica que defendía el innatismo tanto de las facultades del conocimiento como de los trastornos mentales; del otro, las teorías del empirismo, que había encontrado en John Locke y en Étienne de Bonnot de Condillac sus representantes, y que sostenían que dichas facultades y perturbaciones eran adquiridas. En esa última corriente se inscribían tanto Phillipe Pinel como su alumno Jean- Gaspar Itard; no obstante, sus diagnósticos sobre el niño salvaje fueron diferentes y, por tanto, las consecuencias en la dirección de la cura y en la posición de ambos terapeutas fueron radicalmente opuestas.
En el contexto epistemológico había un enfrentamiento. De un lado estaba una tradición idealista aristotélica y platónica que defendía el innatismo tanto de las facultades del conocimiento como de los trastornos mentales; del otro, las teorías del empirismo, que había encontrado en John Locke y en Étienne de Bonnot de Condillac sus representantes, y que sostenían que dichas facultades y perturbaciones eran adquiridas. En esa última corriente se inscribían tanto Phillipe Pinel como su alumno Jean- Gaspar Itard; no obstante, sus diagnósticos sobre el niño salvaje fueron diferentes y, por tanto, las consecuencias en la dirección de la cura y en la posición de ambos terapeutas fueron radicalmente opuestas. 
Convertido así en asunto público, los sabios del momento lo reconocieron atenta y cuidadosamente y llegaron a la conclusión, expresada por el más calificado de ellos, Philippe Pinel, director del Hospital Bicêtre, de que "el salvaje de Aveyron" no era más que un deficiente mental incurable. Pero un joven médico recién doctorado, Jean Marc Gaspard Itard, al que le fue permitido asistir a estas sesiones, más optimista, propuso la elaboración y ejecución de un programa de tratamiento y educación del niño, lo que fue aceptado, proporcionándosele los medios públicos requeridos para realizarlo. El muchacho quedó desde entonces bajo la custodia de Itard, siendo atendido por Madame Guérin en los aspectos físicos y materiales, mientras que Itard elaboraba y aplicaba el programa de su tratamiento psicológico y readaptación.
El escritor Harlan Lane planteó en su libro de 1976 El Niño Salvaje de Aveyron, la posibilidad de se tratara de un niño autista. Pero termina rechazando esta opción porque no encajaba con la concepción que se tenía del autismo en aquella década, en la que se defendía la ausencia de reacción a cualquier estímulo social como algo característico del trastorno. Aunque en modo mermado, Victor reaccionaba a tales estímulos.
Sin embargo, la hipótesis del autismo vuelve a surgir años después con más fuerza. La célebre psicóloga inglesa Uta Frith se preguntaba si las tesis de los años 70 sobre el autismo seguían siendo válidas (teniendo en cuenta los numerosos descubrimientos que tienen lugar en los años siguientes sobre este trastorno).
Referencias:
- Mario Elkin Ramírez. (27 de septiembre de 2021). El último niño salvaje y primer autista.
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