El Niño Salvaje de Aveyron

Hace doscientos años fue "cazado" un niño salvaje en los bosques franceses de Aveyron. Los grandes intelectuales de la época vieron, en esa captura, la ocasión de verificar científicamente las teorías filosóficas que servían de base a las nacientes disciplinas que se ocupaban de una clínica del psiquismo humano: la psiquiatría y la medicina moral. Ilustrados intelectuales, filósofos naturalistas, lingüistas, médicos, anatomistas, educadores y filántropos se disputaron la tutela del muchacho para volverlo objeto de sus ciencias, al someterlo a diversos experimentos. 

El niño podía ser el ejemplo viviente de lo que Jean-Jacques Rousseau había llamado "el buen salvaje", y la curiosidad científica se interesaba en lo que este niño pudiera informar sobre el "estado natural" del hombre, mientras que el reto del tratamiento era hacerlo pasar al estado civilizado.

En el contexto epistemológico había un enfrentamiento. De un lado estaba una tradición idealista aristotélica y platónica que defendía el innatismo tanto de las facultades del conocimiento como de los trastornos mentales; del otro, las teorías del empirismo, que había encontrado en John Locke y en Étienne de Bonnot de Condillac sus representantes, y que sostenían que dichas facultades y perturbaciones eran adquiridas. En esa última corriente se inscribían tanto Phillipe Pinel como su alumno Jean- Gaspar Itard; no obstante, sus diagnósticos sobre el niño salvaje fueron diferentes y, por tanto, las consecuencias en la dirección de la cura y en la posición de ambos terapeutas fueron radicalmente opuestas. 

Convertido así en asunto público, los sabios del momento lo reconocieron atenta y cuidadosamente y llegaron a la conclusión, expresada por el más calificado de ellos, Philippe Pinel, director del Hospital Bicêtre, de que "el salvaje de Aveyron" no era más que un deficiente mental incurable. Pero un joven médico recién doctorado, Jean Marc Gaspard Itard, al que le fue permitido asistir a estas sesiones, más optimista, propuso la elaboración y ejecución de un programa de tratamiento y educación del niño, lo que fue aceptado, proporcionándosele los medios públicos requeridos para realizarlo. El muchacho quedó desde entonces bajo la custodia de Itard, siendo atendido por Madame Guérin en los aspectos físicos y materiales, mientras que Itard elaboraba y aplicaba el programa de su tratamiento psicológico y readaptación.

El escritor Harlan Lane planteó en su libro de 1976 El Niño Salvaje de Aveyron, la posibilidad de se tratara de un niño autista. ​Pero termina rechazando esta opción porque no encajaba con la concepción que se tenía del autismo en aquella década, en la que se defendía la ausencia de reacción a cualquier estímulo social como algo característico del trastorno. Aunque en modo mermado, Victor reaccionaba a tales estímulos.

Sin embargo, la hipótesis del autismo vuelve a surgir años después con más fuerza. La célebre psicóloga inglesa Uta Frith se preguntaba si las tesis de los años 70 sobre el autismo seguían siendo válidas (teniendo en cuenta los numerosos descubrimientos que tienen lugar en los años siguientes sobre este trastorno).

En la actualidad, se entiende el autismo dentro un espectro dimensional​ con alteración de las capacidades sociales y comunicativas, pero eso no implica una ausencia absoluta de tales facultades. Si atendemos a la descripción que dejó escrita el abate Pierre-Joseph Bonnaterre, profesor de Historia Natural de la Escuela Central de Aveyron, resulta que Victor presentaba deficiencias en las interacciones sociales recíprocas, incompetencias intelectuales específicas, alteraciones de la integración sensorial y, además, no realizaba juego simbólico,​ rasgos presentes en buena medida en el autismo. Por tanto, una de las hipótesis que cobra mayor veracidad es que Victor padeciera un trastorno del espectro autista, y que, debido a sus extraños comportamientos, intentaran acabar con su vida (como prueba la cicatriz que tenía en el cuello) y que posteriormente fuera abandonado. Son comunes las deficiencias en la comunicación y el contacto con otros individuos se ve deteriorado. Esta teoría es respaldada por el psicoanalista Mario Elkin Ramírez, quien señala que este infante representa un eslabón o transición: del último niño salvaje al primer niño autista.

Referencias: 

- Mario Elkin Ramírez. (27 de septiembre de 2021). El último niño salvaje y primer autista.
- https://www.psicoactiva.com/blog/el-nino-de-aveyron/

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